Hoy
no es un día cualquiera,
lo
veo en la ventana, que se mueve
queriendo
imitar el vuelo de un pájaro
en
cielo abierto de un momento a otro
por
nubes de carbón en su diamante.
Hay
moscas quietas
una
calma con el brillo de un sonido
aplastado
por el peso de sus varias dimensiones
una
ofensa sorprendida a la razón
del
sedimento y yo amanso
la
marea del oxígeno y mantengo
sobre
el suelo equilibrios aprendidos
de
los árboles
y
nada tiene importancia
salvo
este día
que
no es como los demás
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