Señores
del Jurado:
Confieso
que sus leyes no tienen corazones,
que
son corpus indecentes
contra
piedras pequeñas de los charcos.
El
humo busca su conciencia en
un viento
lobo grillo
cantos
aulladores venas con misterio
labios
habitantes de la casa doce.
Declaro
que mi ley es un cruce de culebras y de panes.
Dejen
que sueñe tranquila con dios de cuerpo presente y
animales
amigos
que
no se mueren nunca.