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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

viernes, 30 de agosto de 2013

No sé cuándo...




... aparece el recuerdo de la nieve
para cubrir de escarcha
la extensión de esta cama vacía.
Tampoco yo estoy en ella.

Cada noche me alejo,
me busco en madrugadas de respiración rugosa
que no tengan la placidez de una superficie
sin aristas ni pendientes hacia arriba,
introduzco el mínimo común múltiplo
en las ecuaciones resueltas sin dudas razonables,
empleo mi tiempo redondo vestido de negro
en distintas importancias que no le sirven a nadie,
ni siquiera a la plana y tangible experiencia
que no llega de marea de alacranes instintivos...

Yo no entiendo,
porque no me habla,
el brillo de un coche recién lavado,
pero aprendo el engranaje de los lenguajes ocultos
en los pliegues de mis sábanas.




sábado, 24 de agosto de 2013

Las palabras pesan...


...cientos de miles de años sobre la espalda

de una especie disfrazada de aluminio y cristales.

De vez en cuando planean,

gaseosas,

dando forma a cuerpos a la fuga

o se incrustan, espontáneas dagas,

entre huesos y tendones buscando el sitio

por donde se expande lo físico.

A veces se nublan y caen como aguacero ensimismado

en las gotas que lo componen;

otras veces se desvanecen, ajenas

a la expectación que despierta su rostro 

en la sociedad del espectáculo.

La palabra es el mito necesitado de un dios que supere 

la velocidad del sonido.




miércoles, 21 de agosto de 2013

Mirada de 20:30




Se deshacía la tarde en olores y rendijas

por las que entraban rayos mortecinos

de un sol recostado sobre las uvas que miraban los jilgueros

como si fueran esmeraldas suspendidas del lóbulo 

de una reina despistada.

Un agujero en la nudosa madera hecha puerta

era la carroza de un trozo del día que moría,

era la consecuencia lógica de la inconsistencia de los credos,

una moneda estroboscópica perfilada en ámbar y arena

y marrones y tierras de todos los continentes

o, incluso, 

delicia sin sentido para soportar el peso de otro anochecer.

La mirada que detiene el movimiento de las partículas de polvo

en el último rayo del fuego adormecido

es la que decide

qué es eléctrico y qué crucifixión.





sábado, 17 de agosto de 2013

Bajo el influjo de Sirio




Como una marca para siempre, la ausencia se revela

en estandartes de colores desvaídos

sobre pieles enlutadas.

La ausencia, colorada de células malditas,

entrometidas burbujas sin nada dentro,

metástasis de la gloria inacabada que reposa 

en el dintel de una diadema sobre cabeza de larga melena ingobernable...


La ausencia...

¿De qué están hechas sus agallas siempre alerta,

de dónde sale el sonido que no escucho

si no es entre los brazos del vacío?

Auténticamente, la ausencia se mece entre redes de un hilo de sangre

tejido en la profunda oscuridad 

del tiempo de todos,

del tiempo de ninguno.

Crece en la noche [la falta de luz

es el alimento primigenio de los dioses no nacidos],

esconde el curso de los ríos entre las columnas

que sujetan la tierra a los universos,

infinitos por efímeros,

y no agradece los desvelos de las horas no dormidas pensando en ella.

Porque siempre vuelve.






domingo, 11 de agosto de 2013

Retrato de paisaje en el esqueleto de una duda multiplicada


Los montes se hacen sombras en el horizonte de su frente. 

Sobre los huecos impávidos de las sienes, 

fiel asiento de las manos, 

una lluvia ácida ha borrado el camino

durante la última noche, 

recuerda, 

la de los tres mil años.

La duda olisquea en el ruido 

las huellas de lo que haya podido extender su influencia fuera 

del límite que le corresponde.

Desde su boca, horno de barro para panes candeales, 

arroja señales sobre el pasamanos para que nadie extravíe 

el recuerdo sin espinas del olor del trigo caliente.

Sus ojos me dicen que te piense en racimos de astros marinos

con la solución dibujada en su esqueleto

de calcio poderoso.




domingo, 4 de agosto de 2013

La herida es única y solitaria


La herida es un candado herrumbroso

mirando por el cristal de la ventana.

Una gota enroscada sobre su ombligo

durmiendo la siesta del verano

o que se espanta, 

luminosa como escama de pescado,

si la noche de la escarcha no acompaña

su paso con un abrigo.

Carne sin piel, desfile ingenuo

sobre pasarela en mataderos,

sutil de nacimiento y directa por omisión,

tierna o endurecida, según el aire

traiga humedades vírgenes o mares

con forma de olas de rosas del desierto.

La herida es la prueba, el móvil y el desatino.

La herida es el tatuaje taleguero

que algunos quieren esconder

sin conseguirlo.