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Allen Ginsberg, tras leer las críticas oficiales a su poema Aullido:
"La poesía ha sido atacada por un aterrorizado hatajo de ignorantes y pelmazos que no comprenden cómo se hace, y el problema con estos cretinos es que tampoco la reconocerían si se les apareciera en mitad de la calle y se los follara a plena luz del día."

domingo, 30 de diciembre de 2012

Conversación de silencios




Es un extravío de carácter luminoso dentro de un saco de humo,

cegador como escamas de una serpiente amarilla

asomada al ángulo izquierdo del ojo evidente.

Apura la copa de un trago

y calienta las manos de la pobreza

si resbala una lágrima sobre su pelo,

que arde sobre la escena

[aplausos al movimiento estelar de sus contornos]

cuando los hermanos fuman en silencio compasión

bajo el ingenuo amparo de una bombilla

mientras interpretan el insigne vocabulario de los vertederos.











miércoles, 26 de diciembre de 2012

Latido orgánico




Es extraño el brillo de una aurora deshecha en guedejas de niebla

cuando la noche ha pasado sin cerrar los párpados,

sin haber descubierto una vereda de olvido entre paredes

y techos que ocultan su rostro.


Es gris o es negra, esa pereza de mañana recién llegada 

sobre un ligero aspaviento de luces,

es movimiento perpetuo y un rayo que no crece

sin que lo advierta una mirada que ya no mira para saberse,

sino para perder un poco del lastre que nació por tantas horas en su espera.

Tiene arañazos blancos y una boca que sólo abre para que hable,

muy débilmente, 

algún rumor de vapores desmayados sobre sí mismos.


Exhala humedades ocres que se pegan a las sienes en forma de antigua idea

mientras suena su latido orgánico.









sábado, 22 de diciembre de 2012

De ámbitos y estigmas




                       
                       Dos tres dieciocho veces bebo veneno de dientes y aleluyas de tallos huecos

                       Esfínteres sin uso
                                                                                   
                       En cabezas de flujo inmóvil

                       
                       Añosos y repetidos actos de atención
                       
                       A la tartamudez 
                                                                                                       
                                                                                                      tic-tac-tic-tac
                       
                       De los relojes sin cuerda

                       
                       Bajo asunción que estrecha cercos
                       
                       De física herida por la incógnita
                                                                                                        
                                                                                                       a-mal-ga-ma
                       
                       
                       Expuesta para una ocasión sin ganas de resolverse en fórmula compuesta

                       
                       Bufones hidraulicos serpentean 
                       
                       Hilando trajes aparentemente nuevos que no desalojarán el agua sucia contenida




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Nueve escalones




Es más dulce una gota de fiebre de lluvia 

que un prodigio

haciendo nacer amapolas blancas,

pero una bisagra quieta nunca tuvo tanta importancia

como el gorrión en lo conciso de un vuelo que apenas remueve el aire.

La sombra teme,

insistiendo en escribir historias de máscaras aturdidas

que apoyará en una vasija rota,

vacía de rutas su mente.

Bajo farolas de gas,

escalo hipnóticas escaleras para alejar su sanción 

de mi cumplimiento, 

y nueve son los pasos sobre la roca.








domingo, 16 de diciembre de 2012

El tiempo sometido


                                                                 Pintura de Rob Gonsalves




Si es la fuente del dolor lo que viste tu cordura,

si es por el debe dentro de lo insensato, un alarido en las sienes

o la escasez numeraria de un valor

sentimentalmente indefenso,

perdono tus muecas a coro con el eco mayoritario.

Que no prefieras pensarme como me sientes,

que te arrastre la débil corriente

sin importarte el sentido de una verdad

que nunca cabe en ese círculo de ceniza.

Si es por una vuelta más de tornillo con el color de la herrumbre,

un falso surco confundiendo alas,

el as de copas con una marca de fuego o un sintagma desnutrido,

perdono la triste forma que ha tomado la tarea con la que tanto reías

cuando jugabas con la rueda

que jamás pudo parar el ojo ciego de índices largos,

ese bosque sin salida.

Perdono tu tiempo sumiso, tu inclusión entre los restos,

perdono incluso el hecho de que quisieras

ser parte de mi imagen en el lago.






miércoles, 12 de diciembre de 2012

Poetas







Encaje encajado en el último bolsillo, paréntesis ilimitado, comparsas fluvias, ferviente mostrador
y tachuelas verdes.
El llano se sumó a la baraja revistiendo un ejercicio colorado como si nada, como si nadara por una vena untada, mirada capacitada, capacitada, capacitada...
Humildemente me inclino ante la dislexia ungida por el nombre más divino, vino y arterias, quiste
de granos de uva sobre el jinete que se asoma a los caballos frontisficando sombras y una violeta violentamente separada de las menudencias africanas dudosas y asimétricas.
Damasco el griterío y arrullo el enjuto y ubérrimo frisiolento mantenido en soliloquios, nueces y aire menudean los altares kilométricos unificados en argénteas madrugadas.
Inmortal milagro en larga cabellera soleada.
Hoy capturo feralismos en el hueso tuerto agrisadamente vivo.




martes, 11 de diciembre de 2012

Consecuencias


En el Espejo nos contemplamos. Para Álvaro el poeta, acción en la logia de los ecos.




Si el sendero se mueve a cada instante, imprevisto por el llanto

de un tiempo moribundo que no existe en la ausencia del sonido,

reconocedme entera y frágil entre las manos

de mil clámides al aire devastando las fronteras.

Hecha de pozos y lluvia volante,

supuración consentida y luego hambre,

brevísima como un planeta

que aún se asombra por el placer que encuentra en cada giro.

Contemplad en las yemas de mis dedos

la inversión de la prístina dolencia soportando sus dolores,

la boca de un muro, ruina de instantes callados.

Impasible ante el rumor del alud de las miradas, pierdo el rumbo,

soy hábito y sorpresa que saluda a la constante,

clave de sol que envuelve el sudor de las luces antes de que vuelva el día.

Se puede batallar y ser paz,

se puede ser nacida para nada

y en el vacío

fundirse.




sábado, 8 de diciembre de 2012

Rodeando lo callado




Para mi último abuelo, valiente como un niño que no sabe lo que es el miedo.


¿Y qué hago con el polvo de tu casa, reliquia enamorada de lo más pequeño?

Con las risas de tu hermano muerto -ángel de pesebre-

con el tren que te llevaba a los campos de tabaco,

con ese estruendo de botas negras,

con las olas que no viste más que desde lejos...


El campanario vigila de nuevo los pasos de los zagales,

apunta a sus huesos para quebrarles las voces,

enterrarlas otra vez en las acequias y que su aroma se pierda

en el hedor de un muro acribillado desde el silencio,

porque ancha es Castilla.


¿Qué hago con tus pupilas, transparentes por tanto llanto inaudible?

Acróbata condenado a la quietud del cementerio,

duende burlón de autoridades, apócrifa nota de himno falso,

puño cerrado ante la muerte, dime...




miércoles, 5 de diciembre de 2012

La causa de los días




No espero el signo de la victoria sobre los flujos vomitados.

Reniego tres veces seguidas,

poniendo mi mano izquierda sobre la página en blanco,

del dolor que mueve al caballo de crines lacias por el sudor preso

en el vértigo de la conciencia.

El silencio vive,

recorriendo el subsuelo de las voces malditas desde que el tiempo fue hacha y arado,

para deshacer los hilos deformes de la hidra insana, araña líquida

tejiendo su escuálida tela, simple reflejo de lo que luce.

Nadie puede evitar que cambie el caos lo oscuro por la verdad primera.




sábado, 1 de diciembre de 2012

Pata de garza






Un impulso en decadencia quisiera acechar

sonidos que vibran en pasos rápidos

sobre el asfalto caliente.

No puede seguir el latido de una vida que no mira

más que al astro que enrojece la línea de la cabeza

cuando la tarde se tiembla ante el silencio de las luces.

La oscuridad aproxima su mística pregunta

a la razón hueca de ideas fosilizadas, 

pero esa farsa no sabe solucionar

el enigma sonriente.

Noches habrán de venir -dijo una garza tranquila-

en las que el frío será tumba de los gestos

asentados en la costumbre simiesca.

Siempre fuera del alcance de un dedo nudoso

que esboza vacíos

en diálogo cegado,

la pata que la sujeta es silueta,

piel y huesos que se muestran

sin confusión ni lamentos.